En los últimos meses, el Gobierno federal ha orquestado una intensa campaña publicitaria en favor de sus precandidatos a la presidencia de la República. La inmensa mayoría de los titulares de los diarios de mayor circulación y de los noticieros de la radio y la televisión están dedicados a la promoción abierta de las llamadas corcholatas presidenciales, a pesar de que estas acciones son ilegales porque violan lo establecido en los artículos 41 y 42 de la Constitución y el numeral 226 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que establecen el inicio del proceso electoral federal hasta el mes de septiembre, mientras que las precampañas para todos los partidos políticos deben comenzar hasta el mes de noviembre.
Se ha formado un verdadero espectáculo mediático con los precandidatos para ocultar o minimizar los graves problemas que aquejan al país y, por tanto, a todos los mexicanos y que el gobierno morenista, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha sido incapaz de resolver. Problemas graves como el incremento de la inseguridad, el crecimiento del desempleo y la pobreza, los malos servicios de salud, de educación, etcétera.
Esta alharaca mediática no solo se está dando en los grandes medios informativos, sino también en los portales digitales, redes sociales, en la pinta de bardas, en la colocación de costosísimos espectaculares y con la realización de mítines con miles de acarreados. El presidente es un verdadero orquestador de circos para desviar la atención de los verdaderos problemas de los mexicanos y hacer campaña permanente para eternizarse en el poder.
Los mexicanos debemos preguntarnos de dónde está saliendo tanto dinero para costear toda esta ilegal campaña. La respuesta es sencilla: del erario, del dinero público que debería invertirse en obras y en acciones para la gente necesitada, se está robando a la población el dinero de sus obras.
El tramposo del presidente y su partido Morena burlan la ley, disfrazando la selección de su candidato a la presidencia como si fuera una elección de un cargo que ellos han llamado Coordinador Nacional de los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación. Además, utiliza el foro de la conferencia mañanera, financiado por el gobierno federal, para hacer proselitismo electoral.
La agenda mediática está girando en torno a las renuncias de los aspirantes presidenciales y la pasarela de funcionarios públicos que buscan saltar de sus puestos actuales a nuevas posiciones políticas, a pesar de sus pésimos resultados en la administración pública. En cambio, los graves problemas se ocultan o se culpa de su existencia a los funcionarios del pasado.
Por ejemplo, el fin de semana pasado, entre el 9 y 11 de junio, se registraron más de 258 homicidios dolosos en el país, lo que lo convirtió en el segundo fin de semana más violento del año, según cifras del reporte diario de la Comisión Nacional de Seguridad. El fin de semana anterior, es decir, entre el 2 y 4 de junio, se cometieron 249 asesinatos violentos. Por lo que junio ya se perfila como uno de los meses con mayor escalamiento de la violencia en México. Las cifras, verdaderamente terroríficas, demuestran que México está bañado en sangre y que la política de seguridad del gobierno morenista es un fracaso. Esto es lo que se pretende ocultar.
Según algunos reportes de medios de comunicación, mientras el país se entretenía con la pasarela de las corcholatas, en Chenalhó, Chiapas, 3 mil 500 familias dejaron sus casas por la violencia provocada por el enfrentamiento entre grupos armados, personas que hasta el día de hoy se encuentran sin recibir auxilio de ninguna corporación policiaca o militar; en este suceso, asesinaron a 7 indígenas, incluida una niña de tres años. En Chihuahua, le dispararon más de 700 veces a una iglesia y dejaron en la calle un cuerpo decapitado. Cerca de Perote, aquí en Veracruz, se encontraron los cuerpos de 7 personas asesinadas.
Y mientras el presidente hacía campaña para sus candidatos, también ocurrieron enfrentamientos armados en Celaya e Irapuato, Guanajuato; en Cuernavaca, Morelos, un grupo armado disparó contra 30 personas reunidas en un panteón, con un saldo de 4 personas muertas.
En Tijuana, Baja California encontraron siete cuerpos dentro de una camioneta abandonada en una gasolinera, y el clima de inseguridad es tan grave, que la alcaldesa de esta ciudad fronteriza, anunció que vivirá temporalmente dentro de un cuartel militar por las constantes amenazas en su contra.
Esto ha ocurrido en junio, pero ya veníamos de un mayo muy violento, el último fin de semana de ese mes se cometieron 243 asesinatos. Datos que, junto a los referidos anteriormente, se suman de forma posterior a los más de 156 mil homicidios dolosos que acumula el sexenio y que lo han convertido en el más sangriento de la historia reciente del país.
Pero no es este el único problema que se ha agudizado. Durante este sexenio, también ha crecido de forma exponencial el número de mexicanos sin empleos dignos ni salarios remuneradores que les permitan costear los gastos básicos del hogar. Tampoco se han generado significativamente empleos formales, con seguridad social para los trabajadores, con prestaciones de ley, con derecho a vacaciones, con posibilidad de generar ahorros para el retiro o que les permitan acceder a un crédito para vivienda.
De acuerdo con los últimos reportes de 2023, la Población Económicamente Activa (PEA) fue de 60 millones de mexicanos, no obstante, de esa cifra más de 32.4 millones se desempeñan en el sector informal, lo que significa que no tienen acceso a los beneficios señalados anteriormente, y casi 1.6 millones de mexicanos se encuentran sin trabajo.
Según datos oficiales del Inegi, los jóvenes de 15 a 29 años de edad y las mujeres se enfrentan a un escenario laboral complejo, pues son los más afectados por la desocupación, la informalidad laboral y la subocupación. Más de 21.5 millones de mujeres en México no tienen un empleo remunerado y muchas de ellas son padres y madres al mismo tiempo.
Además, 4.3 millones de mexicanos, dijeron tener necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, pues con los ingresos de su fuente de trabajo les es insuficiente costear los gastos del hogar.
Esta situación ha desembocado en el hecho de que, durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, el número de pobres haya crecido hasta alcanzar la cifra de 56 millones, reconocidos oficialmente por su gobierno. Sin embargo, analistas serios de instituciones públicas y privadas señalan que en realidad el número de mexicanos que vive en pobreza es superior a los 100 millones.
A este desolador panorama para los sectores trabajadores, se suman el pésimo estado en el que se encuentran los servicios básicos proporcionados por el Estado. No tenemos un sistema de salud como el de Dinamarca, a pesar de que el presidente y los morenistas lo repiten hasta el cansancio, no hay medicinas ni médicos suficientes en los centros de salud y hospitales existentes y no se construyen nuevos. Los tratamientos gratuitos para enfermedades crónicas como el cáncer, el VIH y otras igual de graves desaparecieron con el Seguro Popular, dejando en la indefensión a más de 30 millones de mexicanos.
Han hecho recortes al presupuesto destinado a la educación, la ciencia, el campo, la cultura. Hoy algunos subsistemas de educación media superior ya no tienen dinero para hacer sus encuentros interculturales, deportivos y de desarrollo científico como consecuencia de estos recortes.
Y ni hablar de la carencia de obras y servicios básicos en las colonias populares y pueblos campesinos, pues ni siquiera hay presupuesto para atender las peticiones de la gente, como recientemente se lo reiteraron funcionarios de la Dirección de Gobernación del estado de Veracruz, a un grupo de campesinos del municipio de Juchique de Ferrer que piden el asfaltado de la carretera que conecta a su comunidad con la cabecera municipal y que, a pesar de contar con un proyecto ejecutivo de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas, no se ha realizado por que no se le asignan recursos.
No hay dinero para atender los problemas de la gente, porque como ya lo dijimos arriba, todo el presupuesto se está desviando a las campañas anticipadas, inmorales e ilegales, del presidente López Obrador y sus corcholatas. Falta un año para la elección presidencial, pero quieren a la gente hablando de las campañas, quieren al pueblo distraído y entretenido en esos temas.
De los ríos de sangre que corren por nuestro México y de las carencias que padece el pueblo trabajador que nadie hable, que se oiga lo menos posible, para que el presidente López Obrador, pueda sacudirse la responsabilidad diciendo que todo es herencia del pasado, como si él no llevara ya más de 4 años y medio al frente del gobierno, como si no hubiera prometido que todo eso acabaría con su llegada al poder, como si no estuviéramos peor ahora que antes. Esto es no tener vergüenza ni sentido de responsabilidad.
Por ello, exhorto respetuosamente a los mexicanos que me escuchan por este medio a no dejarse confundir ni engañar. Nada bueno le espera al país, si el gobierno se queda en manos de Morena, porque ya demostraron que no pueden solucionar los problemas más sentidos de la población, los programas sociales de los que tanto hacen alarde ya están establecidos en la Constitución del país, y sea quien sea que llegue al poder se mantendrán. No permitamos el chantaje con estos programas.
Al mismo tiempo, convoco a los mexicanos a alzar la voz y a exigir que se atiendan los graves problemas que aquejan a la población. Los antorchistas de Veracruz, próximamente anunciaremos una serie de movilizaciones para exigir que el gobierno del ingeniero Cuitláhuac García Jiménez aplique el dinero de nuestros impuestos en resolver las necesidades de miles de campesinos, colonos, obreros, profesionistas y estudiantes organizados en nuestro movimiento, en lugar de seguir derrochándolo en las campañas electorales adelantadas de su partido. A la opinión pública le pedimos estar al tanto de nuestras próximas acciones. Muchas gracias por su atención.
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