MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ataques contra Antorcha desde las mañaneras son humo en la conciencia de los mexicanos

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“El sistema de gobierno más perfecto es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política”, Simón Bolívar.

La economía mundial ha enfrentado cambios permanentes en los últimos 40 años porque el progreso tecnológico en comunicaciones y transportes redujo distancias y costos de producción, lo que modificó las formas tradicionales de organización laboral, la circulación y el consumo de bienes y servicios. También transformó la organización social con respecto a otras precedentes que garantizaban mejores equilibrios a través de la política social, y se suscitaron modificaciones en las funciones del Estado en cuanto a la conducción de la política económica.

Esta última, representa el conjunto de normas y lineamientos con que el Estado regula y orienta la dinámica económica del país, además establece criterios que, de acuerdo con el Plan Nacional de Desarrollo, engloban el comportamiento de diversos ámbitos de la vida nacional y los instrumentos correspondientes para su operación a través de políticas como la fiscal, monetaria y exterior. De aquí se desprende la política social y diversas políticas sectoriales y regionales. La política social constituye el medio con el cual el Estado procura redistribuir la riqueza, preservar el bienestar social y que los beneficios derivados del desarrollo económico alcancen a todos los estratos sociales.

La política económica y la política social son regularmente procesos separados dentro del Estado. La política económica interviene sobre la dimensión económica, la segunda sobre la social en cumplimiento de leyes que se expresan en la aplicación de programas sociales.

Como lo constata la historia económica reciente, el modelo de desarrollo económico imperante concede primacía a la política económica orientada al crecimiento y propone mecanismos distributivos a través de la política social. Esta última buscaba el fomento del bienestar, pero ahora es la herramienta del Estado para corregir las desigualdades. Así, primero se determinan los alcances de la política económica y, posteriormente, se emplea a la política social para paliar sus efectos negativos.

Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador al Gobierno mexicano, muchos creyeron que mejoraría la suerte de los mexicanos, sobre todo de los estratos sociales más humildes y olvidados, ya que su gobierno, no sería como los gobiernos neoliberales. ¿Y qué es lo que vemos en los hechos?

Como ya han documentado y puntualizado expertos en tema políticos y sociales en diferentes foros y medios de comunicación, nuestro país atraviesa por una difícil situación, como resultado de las malas y equivocadas decisiones tomadas por la actual administración federal. México se cae a pedazos por los problemas económicos, políticos y sociales provocados por la pésima administración y estilo de gobernar de Morena y la 4T, el caso más reciente es el desmantelamiento irracional del programa de Escuelas de Tiempo Completo, que deja en el desamparo a más de 3.6 millones de niños.

Pero no solo eso, desde el inicio de su administración y con el pretexto del combate a la corrupción, López Obrador eliminó numerosos programas de apoyos que, si bien no solucionaban de manera definitiva los problemas de la gente, en algo ayudaban a sobre llevar su difícil situación imperante; se eliminaron más de 100 fideicomisos y fondos que no resolvían el problema de la riqueza, pero sí aminoraban la situación tan complicada de millones de mexicanos. 

Con la eliminación de estos programas, fondos y fideicomisos, quien lleva la peor parte son los estratos sociales más humildes y olvidados, y esto contraviene la tercera etapa de desarrollo del modelo de economía imperante en el país, el modelo de economía abierta, que tiene como marco general de su política social el Estado mínimo orientado hacia una focalización y nacionalización de los recursos públicos destinados a la asistencia social, cuyo objetivo es la lucha contra la pobreza, la reducción de la marginación y la desigualdad social, banderas de lucha del Movimiento Antorchista Nacional desde hace más de 48 años.

Estamos a poco más de la mitad del sexenio de López Obrador, y ahora hay más pobres. Según datos informes del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), hoy como resultado de la mal estrategia de atención de la pandemia hay 9.8 millones de nuevos pobres en México; uno de cada cuatro mexicanos padecería pobreza extrema por ingresos, más violencia. A diario nos desayunamos con la noticia de que en tal estado huye la gente de sus comunidades por el clima de inseguridad, violencia y ejecuciones. 

Más desamparo de mujeres y niños, más insalubridad y más estancamiento económico que nunca. ¿Y qué hace el Gobierno federal ante estos hechos?, inventa con frecuencia distractores mediáticos para evitar que se hable de su mal gobierno y sus promesas incumplidas, en este caso mediante acusaciones no probadas contra organizaciones de la sociedad civil que según sus propios dichos buscan desestabilizar a su gobierno, sin ninguna prueba y valiéndose de su investidura presidencial, desde el pulpito de la mañanera, ataca por igual la marcha de las feministas, a los padres de los niños con cáncer o a la Antorcha Mundial.

Pero los malos resultados del Gobierno federal en la aplicación de su política económica y su política social, como bien lo señala el vocero del Movimiento Antorchista Nacional, en respuesta al ataque que lanzó López Obrador en su más reciente visita a Chiapas, no son culpa de Antorcha Campesina ni de las organizaciones sociales a las que él ha perseguido desde que es presidente de México, sino de las políticas equivocadas y demagógicas que lleva a cabo.

Como siempre, el presidente desvía la agenda pública hacia donde le conviene y anda en busca de culpables para evitar rendir cuentas de su mala administración al frente del país. 

Los ataques del presidente, desde el pulpito de las mañaneras, tienen el objetivo de engañar, echar humo en la consciencia de los mexicanos y denigrar a una organización social que ha resistido los ataques políticos y mediáticos del morenismo y del obradorismo en el poder, y ha continuado su crecimiento entre la población.

Pero la lucha de Antorcha, como ya se ha señalado en otros espacios, va mucho más allá que una simple lucha entre partidos políticos. El Movimiento Antorchista pretende que el pueblo se organice y se eduque políticamente como condición indispensable para lograr una trasformación profunda del país, porque solo el pueblo organizado y consiente puede y debe lograr esa transformación que han prometido numerosos políticos que, una vez encaramados en sus cargos, se olvidan de aquellas promesas de campaña, y lejos de atender las legítimas necesidades de sus representados les niegan la atención.

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