MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Antorcha sigue iluminando a la Comarca Minera

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Dicen que no hay mal que dure 100 años, pero en México, y en el caso específico de Hidalgo, la realidad supera el discurso. Al día de hoy existen demasiados pueblos y colonias con carencias en materia de infraestructura básica, y esto, aunque lo parezca, no es una afirmación personal, tomando en cuenta los datos de la propia Secretaría del Bienestar Hidalgo que en su Plan de Desarrollo 2022-2028 reconoce que “en promedio el 30.1 por ciento de la población del estado (924,852 hidalguenses) no tienen acceso a alguno a los servicios básicos”.

Es una cifra muy alta, sin embargo, no deja ver la triste realidad, pues no aclara que el 70 por ciento restante de la población (2,157,988), no cuenta con el 100 por ciento de cobertura en sus necesidades de electrificación, pavimentación, agua potable, drenaje; simplemente saca de la lista a los pueblos y colonias que cuentan al menos con un servicio, aunque este sea deficiente u obsoleto.

Las cifras son actuales, pero hace más de 25 años (aunque no sería necesario aclararlo), los datos eran más crudos. Fue así como Antorcha llegó a la hoy denominada “Comarca Minera”, zona geográfica llamada así por su tradición minera, corredor que comienza en Pachuca de Soto y culmina en Atotonilco el Grande. Dicha región tiene el mérito de contar con el primer pueblo mágico de México, Huasca de Ocampo, localizado a no menos de 30 minutos de la capital hidalguense, aunque este nombramiento no ha redituado en ventajas o beneficios para sus habitantes, ni hoy, ni nunca, pues sus habitantes, los marginados, quedan así, al margen de los programas sociales y del desarrollo en infraestructura, a pesar de que dichos municipios generen una importante derrama económica para el estado, como lo demuestran los datos oficiales: “ la Comarca Minera genera 89 mil 806 millones 468 mil pesos… además de 13 mil 696 empleos directos para habitantes de la zona” (El Sol de Hidalgo, 23 de marzo de 2023). Pero en estos pueblos lo “mágico” se queda en las calles céntricas, en donde los turistas pasean, detrás de estos lugares visibles, se esconde la miseria y la necesidad.

Destaca la llegada de Antorcha a la zona porque, aunque ahora se quiera borrar su historia de gestión y sobre todo de logros a favor de la gente humilde, las obras siguen en pie, siendo la prueba irrefutable del trabajo limpio y honesto de los antorchistas, dando fe de que los millones de pesos que se gestionaron en obra pública se ejercieron sin ningún moche, como ahora se hace por algunos integrantes de la autollamada 4T; y si aún así quedara alguna duda se pueden ir a visitar cada una de ellas.

A continuación, un corto y apretado resumen de algunos de los logros: las electrificaciones realizadas en las comunidades de Santo Domingo, San José Ocotillos, Puentesillas, Agua Zarca (Huasca), Col. Morelos, Rincón Chico y El Crucero (Omitlán); la construcción de la Casa de Cultura en Cerro Colorado, municipio de Atotonilco y decenas de acciones más que se lograron, sí, con el arrojo y la lucha decisiva de los habitantes adheridos a nuestra organización, pero sin lugar a duda, contó y en mucho la dirección de nuestro movimiento para cosechar dichas victorias.

Y aunque se ha hecho mucho, es evidente que falta mucho más por hacer. Antorcha nunca abandonó la gestión a favor de la gente humilde, ni lo hará; aún con la pandemia encima, no dejó nunca en el desamparo a los hidalguenses con las demandas más sentidas, por ejemplo, la insistencia para un programa alimentario digno para las familias que quedaron sin empleo, el cual si no se llegó a realizar fue por la insensibilidad de los gobiernos anteriores, tanto municipal como estatal, quienes mostraron nula disposición para hacerlo. No dejamos un solo momento de abanderar las peticiones para crear barrios y colonias progresistas.

Después de esperar más de cinco años, en el primer semestre del presente se lograron tres importantes ampliaciones de electrificaciones en esta zona ubicadas en Mineral de la Reforma, Omitlán de Juárez y Huasca de Ocampo con una inversión superior a los 3 millones de pesos y beneficiando a 250 familias, mismas que hoy tendrán energía eléctrica. Cabe destacar que dichas victorias se hacen en un contexto muy adverso para las familias humildes.

Hoy, con el actual Gobierno federal, se ha vuelto una verdadera odisea conseguir obra pública, partamos del hecho de que ya no existe el ramo 23, partida donde quedaban etiquetados los recursos para este tipo de acciones. Hablamos también del dicho que pregonan los funcionarios de la 4T: “no te organices, mete tu solicitud individual, nosotros te resolvemos” y la pregunta es ¿para resolver aguas potables, drenajes, pavimentos, electrificaciones, la gente tiene que meter su solicitud individual cuando el problema atañe a toda una comunidad o colonia? Con el respeto que no se merecen, esto suena muy ridículo. ¿Todas las necesidades ya mencionadas se resuelven cambiando la inversión en obras por un plástico que otorga menos de cinco mil pesos bimestrales? que, además, si tomamos en cuenta la inflación del 8.4 por ciento (El País, abril 2023), no alcanza para nada.

Ante este panorama tan adverso, no queda más que la organización del pueblo, pero no solo para ganar las demandas del desarrollo individual, hay que organizarnos de una forma más consciente y decidida para tomar el poder político de nuestros municipios, estado y país; de no hacerlo seguiremos como hasta ahora: luchando por algunas dádivas mientras unos cuantos se seguirán quedando con la mayor parte del pastel a costa de la inmensa mayoría. Son meritorios los logros de la lucha organizada, sí, pero hace falta que el pueblo tome las riendas de este país para verdaderamente lograr la transformación en su propio beneficio.  

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