MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ante la soberbia de Alejandro Alanís, la unidad de los pobres de Valle de Santiago

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Son ya, 56 días de una manifestación permanente, que los antorchistas vallenses libran contra la soberbia del presidente municipal panista Alejandro Alanís Chávez, que se niega sin razón válida, a cumplir con su trabajo y obligación como gobernante municipal, de abastecer de agua potable a los dos mil habitantes de la colonia Manuel Serrano Vallejo.

La política de oídos sordos y de combate a la organización popular, que realiza gestoría a favor de sus agremiados e intentan, por esa vía, encontrar salida, cuando menos a sus problemas más urgentes, no es nueva, ya existía en los viejos tiempos del PRI como Gobierno federal y tomó particular relevancia con la llegada del PAN a la Presidencia en el año 2000 y, también está presente en el gobierno de la “Cuarta Transformación”, que consiste en ignorar por completo toda manifestación del tipo que sea, “no ceder a presiones ni a chantajes”, no hacer caso a marchas y mítines, así, como dejar que los plantones se disuelvan solos, por cansancio o desanimo de los manifestantes ante la indiferencia total de los gobernantes. Esta es la política que sigue el alcalde panista de Valle de Santiago.

El señor presidente y todos los gobernantes de su casta, olvidan que la sed y la necesidad del pueblo no se combaten ni se borran con golpes de autoridad y de soberbia como el que están protagonizando y que, por el contrario, mientras más se ignoran, están contribuyendo inconscientemente a que el pueblo se dé cuenta de la necesidad impostergable de educarse políticamente, para contrarrestar de manera organizada los abusos de poder de que son víctimas. Por eso, no me queda más que agradecer al ingeniero Alanís, su aportación a la educación de mis compañeros y de la ciudadanía vállense en general, que día tras día, observa el comportamiento de su gobierno y simpatiza abiertamente con la causa de los manifestantes antorchistas.

Prueba de ello son, las más de 24 mil firmas de apoyo, que la ciudadanía del municipio ha estampado en un documento solicitando la intervención de las más altas autoridades del estado, para que ponga fin a los a los atropellos que la autoridad municipal comete en contra de ciudadanos que solamente quieren mitigar la sed que padecen por la falta del vital líquido, desde hace 6 años; cabe aquí preguntar: ¿Cuánto tiempo resistiría el alcalde con una dotación de 19 litros diarios por cada integrante de su familia, como es el caso de los habitantes de la Manuel Serrano?

La opinión publica guanajuatense y de todo el país debe estar enterada de esta inaudita muestra de soberbia y prepotencia de un gobierno que se dice democrático y respetuoso de los derechos constitucionales de organización y manifestación pública y que hipócritamente declara, por tanto, no harán nada contra los inconformes y su movimiento. Y, en efecto, no hacen nada en contra, pero tampoco hacen nada a favor. Simplemente los ignoran; cierran los ojos y se tapan los oídos ante los justos reclamos, para desalentar y derrotar al movimiento, sin tener que concederles nada de lo que demandan.

Los antorchistas sabemos que esta política, también es represión, sólo que más sutil y pérfida que las macanas de los cuerpos de seguridad y, por lo mismo, más insidiosa y difícil de desenmascarar, pero no imposible y el mecanismo para lograrlo se llama, organización y politización del pueblo y en esa tarea estamos empeñados.

La Constitución no solo garantiza el derecho del ciudadano para solicitar organizadamente solución a sus problemas; también obliga a los gobernantes a dar respuesta atenta y argumentada a dicha solicitud. Por eso, ignorar las manifestaciones públicas, responder a ellas con silencio tozudo y despreciativo, amparándose en el poder que se ostenta, es una clara violación a las garantías constitucionales y un claro atropello del derecho de los más débiles. Ante esta situación surgen varias interrogantes: ¿Quién se encarga de vigilar que los poderosos cumplan con las leyes? ¿Quién es el responsable de hacer que Alejandro Alanís y similares acaten la Constitución? ¿A quiénes tienen que recurrir los oprimidos para reclamar justicia y lograr que sean respetados sus derechos elementales? Las autoridades estatales tienen la palabra.

Por último, con motivo de la celebración del CCXI aniversario del grito de Dolores, invito a mis compañeros antorchistas y a todos los guanajuatenses humildes para que reflexionemos a cerca de la actitud valiente y decidida de nuestros ascendientes y emulemos su actuar, desde luego guardando muy claramente las diferencias en el tiempo y en las condiciones sociales. Los convoco a poner manos a la obra en la construcción de una patria más justa y equitativa, empezando por la transformación de nuestras comunidades y colonias, lo que sólo puede ser obra del pueblo pobre consciente y organizado. Que conste.

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