MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ansia envilecida. El fracaso de la inmunidad rebaño

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Esa obsesión, esa fijación insana de los más altos gobernantes de nuestro país aplicando la inmunidad rebaño (más propio sería decir que se muera quien tenga que morir) entre los mexicanos, entre una gran parte de la población en el país; generarían anticuerpos para enfrentar con éxito a esta pandemia que azota a todos los habitantes del planeta. Hoy a dos años de la incubación del virus del coronavirus en México, la contención y cura de esta enfermedad con la aplicación de esta inhumana y cruel medida en nuestro país, se ha salido de control. Hoy suman más 300 mil mexicanos muertos, en San Luis Potosí más de 7 mil, y diariamente nuestra entidad rompe récords con los incrementos de contagios más de 2000 al día.

Andreu Comas,  epidemiólogo e investigador de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP), destacado y valiente científico en el terreno de estudio y control de epidemias afirma que las autoridades de salud en el país, le apostaron a la inmunidad rebaño para lograr contener los efectos de la pandemia en el país, por ello, nunca se aplicaron medidas de control sanitario adecuadas para evitar los contagios, por ejemplo que los mexicanos se guardaran en casa para evitar la transmisión de la enfermedad, nunca ni antes ni ahora, se llama seriamente a la población a utilizar mínimas medidas de control sanitario, como es la utilización del cubrebocas, y por ello ahora, los contagios están en su más alto nivel.

Estudiosos y científicos de la salud sobre el tema de la propagación de la pandemia en México, confirman que existen dos tipos de inmunidad. La natural con la defensa de los anticuerpos de cada persona ante los efectos del coronavirus, aunque no significa que ya por contagiarse y mantenerse sanos, será inmune para toda la vida. Ya que este virus mortal tiene muchas variantes, y que entre más circulación tenga entre la población vulnerable y no vacunada, va creando nuevas variantes, como la que se manifiesta en la cuarta ola de covid-19, que es Ómicron.  La artificial, es la vacuna contra la covid, pero aquí en México la vacunación de los mexicanos con dos dosis apenas alcanza el 50%, y ahora, recientemente se está aplicando la tercera dosis de refuerzo, cuando en otros países, ya van en la cuarta vacuna, y también vacunando a los niños.

Hugo López-Gatell, subsecretario de salud del gobierno federal, dice  que para el mes de agosto o septiembre de este año, estaremos llegando al 75% de la población vacunada, garantizando mayor inmunidad ante los contagios de la enfermedad, sin embargo, estudiosos serios de salud en México, confirman que tal optimismo de Gatell no es real, dado que la aplicación de la vacuna no ha sido extensa ni universal, por ejemplo, no se está tomando en cuenta a los niños, y aseguran que lo más probable es que se mantendrán los contagios prácticamente todo el año, porque no se aplican las medidas sanitarias que recomienda la Organización Mundial de la Salud, como son que la gente se guarde en casa para evitar la transmisión de contagios, que utilice el cubrebocas y evite estar en lugares concurridos, además  que se implemente de forma inmediata un plan de vacunación amplio y extensivo entre todos los sectores de la población. Pero en nuestro país, es como pedir “peras al olmo”. Veamos.

Primero. La política de contención de la pandemia en México ha sido mala, ya que la mayoría de los mexicanos a falta de apoyo oficial para guardarse en casa y evitar los contagios, tuvo que seguir trabajando en las fábricas o centros de trabajo, con esta disyuntiva: o te mueres de hambre o de covid. Segundo. No ha existido una aplicación de la vacuna de manera oportuna y extensiva, dada la su limitada aplicación por falta de vacunas, porque el gobierno de la 4T no quiere comprar suficientes e indispensables, dado que prefiere destinar los dineros de la nación en la construcción de obras faraónicas, como el Tren Maya, la Refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, a donde se dirigen miles de millones de pesos ¿Cuántas vacunas no se pudieran comprar con esos recursos? ¿Cuántas vidas pudieran salvarse si hubiera vacunas suficientes?

Así se explica el afán de nuestros obtusos gobernantes por mantener su política de impulsar, de promover hasta el fin de los tiempos su política de salud de inmunidad rebaño: que se mueran los enfermos, los viejos, los inservibles; que vivan los aptos para trabajar, los que generan las riquezas para sostener al sistema. Mientras “hay que salir a abrazarnos”, “salgamos a los festejos, sobre todo, donde se luzca nuestra “alteza” como la fiesta del Tercer Informe de Gobierno en el Zócalo de la Ciudad de México. Y si nos enfermamos, utilicemos “vaporub”, que nos den “una talladita”, los detentes y otras hierbas. Cuánto envilecimiento, cuánta burla hacia los sectores vulnerables, hacia nuestros enfermos y de la memoria de nuestros muertos. Pero esto va a cambiar, tiene que cambiar, porque no hay “mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante”.

 

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