MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¡Aguas!, nuevamente la 4T contra los pobres de México

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El presupuesto de ingresos y egresos de la Federación es la herramienta principal de la que dispone el Gobierno para destinar los recursos a los sectores de la economía que más lo necesite: los ingresos provienen de dos fuentes: petroleros y no petroleros. Este último se divide en tributarios y no tributarios; los tributarios provienen del cobro de los impuestos, y es en este último rubro donde el Gobierno ha apostado por acrecentar su base tributaria. 

El Gobierno federal al presentar el Paquete Económico 2022 pretende ingresar 6.2 billones de pesos y egresar 7.1 billones de pesos; es decir, contraerá deuda de 900 mil millones de pesos (mdp), aunque esto último también es polémico, pues dijo que no contraería deuda, lo que llama la atención es que el Servicio de Administración Tributaria (SAT) propuso un nuevo régimen de tributación que se llama Régimen Simplificado de Confianza (RSC) con la intención de hacer pagar impuestos a los pequeños comerciantes así como a personas que realizan actividades que no requieren título profesional, por ejemplo peluqueros, plomeros, carpinteros, etcétera. 

Con el nuevo régimen del SAT, se entiende que la apuesta del Gobierno federal morenista es cobrar impuestos a los que tienen menos ingresos en vez de proponer justamente lo contrario, cobrar más impuestos a los que más ganan. Con este nuevo régimen pretenden ingresar por Impuestos Sobre la Renta (ISR) 2.1 billones de pesos, lo que es igual al 7.4% del Producto Interno Bruto (PIB) (y se convertirá en el ingreso más grande del gobierno). Esto significa que la gran mayoría de los ingresos del gobierno provendrá de los impuestos que pagarán las empresas y los trabajadores mexicanos. 

Es sabido entre los analistas económicos que México necesita de una reforma fiscal de grandes envergaduras, pues se avecinan problemas de que requieren de muchos recursos económicos. Recientemente Adrián de la Garza, economista en jefe y director de Estudios Económicos de Citibanamex, señaló que el Gobierno federal debe realizar una reforma fiscal más profunda para afrontar los gastos en salud, pensiones y otros rubros. 

Contraria a esa visión, Raquel Buenrostro Sánchez, jefa del SAT sostiene que “si la economía informal es 50%, está claro que hay mucho que se puede hacer sin subir impuestos ni aumentar tasas… Creo que el mayor esfuerzo se debe dar en el combate de los grandes informales y la vigilancia de las formas de planeación fiscal más agresivas”, visión que se está imponiendo en la política económica de México. Las implicaciones de este nuevo régimen de tributación es que la economía informal (puestos de la calle o vendedores ambulantes) tendrá que entrar en este nuevo esquema, por lo que las consecuencias serán para las personas que tienen menores ingresos y que han encontrado en la informalidad una forma de subsistir ante la carencia de empleos y la precarización de los salarios que ofrecen las empresas. Si consideramos que 17 millones de personas de los 58 millones ocupadas son informales es posible que vayan a tener que pagar impuestos, o las unidades económicas donde laboran tengan de pagar impuestos, lo que puede repercutir en nuevos despidos o mayor disminución de los salarios de las personas que laboren en ella.

La política económica del SAT no parece alejada del pensamiento del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), pues, aunque el presidente diga que primero los pobres, parece, una vez más, que no será así. Recientemente la senadora morenista María Soledad Luévano lanzó una controvertida iniciativa de ley que busca la prohibición del comercio informal en el país. Es decir, en plena pandemia se aprieta aún más el cinturón a los más pobres: no sólo se les pretende cobrar impuestos, sino que, van más lejos, pretende desaparecerles su fuente de empleo, luego de que no generó los empleos prometidos (en abril de 2020 prometió que crearía 2 millones de empleos en nueve meses, al cabo de ellos, el país había perdido 647 mil 710 empleos formales).

Morena y su Gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), una vez más hace honor a su lema: “primero los pobres”. Los pobres que se queden sin empleo o los que incrementen la base tributaria, mientras tanto, a los que más ganan, asignación de contratos directos y tratos preferenciales. La 4T no crea, destruye lo que nada le ha costado, y pretende seguir haciéndolo a costa de los más pobres. No nos queda a los millones de mexicanos que estamos en la mira de la 4T, unirnos y organizarnos para que se lleve a cabo una verdadera reforma fiscal progresiva, donde paguemos todos, pero que obligue a pagar más a los que ganan más, y a que paguen menos los que menos ganan. Nada más, pero nada menos.

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