Con ingresos menores a cinco salarios mínimos, más de 73 millones de personas en México no califican para un crédito
En el Estado de México, el déficit habitacional supera los 2.6 millones de viviendas
Alberto Gutiérrez es uno de los 32 millones de mexicanos que trabajan en la informalidad; es albañil en el municipio de Nicolás Romero. Carece de un contrato legal, prestaciones laborales y sociales y de una afiliación al Infonavit, por lo que su posibilidad de adquirir una vivienda propia se hace muy lejana.
Vive rentando donde puede, donde le alcanza el dinero; los constantes aumentos de los pagos por arrendamiento lo obligan a mudarse constantemente de domicilio: “Gano 3 mil 500 pesos semanales, entre el gasto, la renta, la escuela de mis hijas y los pasajes no me queda nada. Mi sueño es contar con una casa, pero están muy caras”.
Las alternativas que tiene para hacerse de una casa propia son muy escasas. Una de ellas consiste en incrementar sus recursos económicos, lo que le obliga a disponer de su tiempo libre los fines de semana para realizar, junto a los cuatro miembros de su familia, la venta de artículos usados o frituras en el tianguis de la colonia. Aun así, ve difícil conseguir, al menos, un pequeño terreno.
Alberto Gutiérrez tendría que ganar 41 mil 820 pesos al mes para poder acceder a uno de estos créditos: “no me queda más que buscar un terrenito a bajo precio y poco a poco construir mi hogar”.
Sin embargo, esta posibilidad planteada por Alberto implica, además de la falta de servicios públicos, construir su morada cerca de barrancas, cauces de ríos o en lo alto de lomas, que pueden ser afectadas por deslaves e inundaciones.
De acuerdo con la Comisión Nacional de Vivienda, en su último reporte del 16 de abril de 2024, la crisis de vivienda en México afecta a 73.6 millones de mexicanos, quienes al ganar menos de cinco salarios mínimos se ven imposibilitados para adquirir un crédito público o privado.
En el Estado de México el déficit de vivienda es de 2.6 millones; cada año se ofertan cuatro mil viviendas para una población demandante de 800 mil trabajadores.
Los precios de la vivienda con crédito hipotecario, de acuerdo con el gobierno, van desde los 767 mil pesos hasta 1 millón 859 mil 43 pesos; la diferencia entre una y otra es que las más económicas consisten en una construcción de 40 metros cuadrados, con dos recámaras, un baño, una cocina y un área de usos múltiples, mientras que las más caras van de los 60 a 100 metros distribuidos en tres pisos.
Para la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), hacerse de vivienda propia es un sueño cada vez más distante porque el valor promedio de una casa creció 8.2 % a tasa anual en el primer trimestre de 2025, más del doble que la inflación, lo que significa pagar de 56 mil a 152 mil pesos más.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) señalan que, en el Estado de México, hay 540 mil viviendas construidas en asentamientos irregulares.
Para Arturo Flores Mora, escritor de la revista Intervención y Coyuntura, el problema de la vivienda en el Estado de México consiste en que en México impera una lógica mercantil que deja a la deriva a familias que, para resguardarse, tienen que rentar o construir en asentamientos irregulares susceptibles hasta de la delincuencia de cuello blanco.
Por ello, tanto las inmobiliarias sociales como las particulares edifican unidades habitacionales en municipios conurbados al Valle de México. Al estar alejadas de los centros laborales, al carecer de servicios públicos como el agua potable o por cuestiones de inseguridad, están deshabitadas.
De acuerdo con el Índice de Vivienda Deshabitada, Abandonada, Vandalizada e Invadida (DAVI), en el Estado de México se encuentran 611 mil 159 casas en esta situación en los municipios de Zumpango, Ecatepec, Toluca, Tecámac, Huehuetoca, Chimalhuacán, Chalco, Ixtapaluca, Almoloya de Juárez, Naucalpan y Nicolás Romero.
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