La educación, como proceso de perpetuidad de los conocimientos y la cultura de la humanidad, debe estar en unión indisoluble con la realidad y con la sociedad. Es obligación del Estado, por tanto, garantizar los elementos materiales para la educación. Del mismo modo, las adecuaciones que se hacen a cada uno de los métodos de enseñanza, han permitido la creación de tendencias y Escuelas (así, con mayúscula) que permiten ampliar la teoría pedagógica y atender las necesidades educativas.
En este tenor, la relación que existe entre el Estado y la educación es íntima, dialéctica e indisoluble (o al menos así debería ser) porque garantiza los medios necesarios para obtener una educación de calidad.
Ahora bien, ¿Cuáles son las necesidades del pueblo mexicano? No podíamos generalizar un sistema educativo igualitario puesto que estas necesidades y las condiciones de los centros educativos son variados, como variada es la comunidad estudiantil.
Condiciones como el lenguaje, la posición social, la religión, incluso hasta el partidismo político permean en la forma en la que la gente puede ser educada. En cuanto a la economía se refiere, hay hogares mexicanos en los que más de uno de los miembros debe atender la solvencia económica del hogar, y a costa de eso descuida, sin intención, otras de las actividades de los jóvenes estudiantes.
Las escuelas de tiempo completo solventaban esa problemática. En primer lugar, al prolongar la jornada escolar, los alumnos podían invertir más tiempo en sus clases y tareas; en segundo lugar, dentro de la escuela disponían de alimentación sana que, en algunas ocasiones, era su primea o única comida del día y, en tercer lugar, al estar los estudiantes más tiempo en las escuelas, los padres de familia podían atender otro tipo de actividades, en su mayoría económicas y laborales.
Uniendo estas dos partes podríamos encontrar, en medida mínima tal vez, pero al fin visible, la respuesta a las necesidades de la comunidad estudiantil. Sin embargo, el brazo siempre innoble de la 4t ha alcanzado a este programa también. Hace algunas semanas, la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez, informó que, debido a los distintos problemas que ha presentado la infraestructura escolar en todo el país, se cerraban las escuelas de tiempo completo con el objetivo de dirigir ese recurso a dar mantenimiento a las escuelas.
¡Mentira!, ¡Mentira! Y más ¡Mentira! En primer lugar, queremos decirle que, es un abuso el decir que se iba a destinar el recurso a la infraestructura sensible de la comunidad estudiantil posterior a la pandemia, pues, hasta el momento, no ha existido un estudio de las condiciones en las que se encuentran, ni hay un plan en el que se vea la sistematicidad con la que iniciará esta noble atención a la infraestructura escolar sensible por la pandemia de covid-19.
En segundo lugar, queremos recordarle a la maestra, que su cartera la obliga a buscar todas esas medidas necesarias de las que hablaba al principio de mi explicación. Al final, sostenemos que esta es una estrategia más de la 4t para seguir sosteniendo sus planes clientelares y perpetuarse en el poder. Exigimos pues, que cesen los embates contra la Educación que al final de cuentas, terminan lacerando al mismo pueblo que tanto se jactan de servir, pero que, en los actos, demuestran lo contrario.
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