MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

4T arruina la producción de alimentos

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Después de los años 70 del siglo pasado, en los discursos oficiales de los gobiernos en turno, el sector agroalimentario siempre ha sido considerado como prioritario para el desarrollo del país, pues con ello se asegura la alimentación de la población, principio esencial de toda nación. Pero como sucede en otros grandes asuntos de la vida cotidiana, la realidad contradice los anuncios publicitarios y de inversión económica destinada a reforzar los esfuerzos de los productores grandes, medianos y pequeños. Basta solo recordar al Programa de Apoyos Directos al Campo (Procampo), implementado desde 1993 y cuyo objetivo fue contribuir al crecimiento económico de los productores y del país, tema que ahora puede cuestionarse, pues la situación de los campesinos no ha mejorado, y año tras año se enfrentan a mayores complicaciones para producir. Aun así, México se ha distinguido ante el mundo, como un importante productor de alimentos, aunque ciertamente el 80% de las exportaciones agroalimentarias se van a Estados Unidos y Canadá, se han logrado convenios comerciales con 57 países, mercado que puede aprovecharse en el futuro.

Como en los tres años anteriores de la administración del presidente López Obrador, este ciclo productivo 2022, la producción alimentaria comercial y de autoconsumo se encuentra en condiciones muy difíciles, ya que en el presupuesto de egresos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), siguen predominando los programas con orientación asistencial y clientelar, más que para elevar la productividad del campo, de tal manera que los recursos que invierta la Sader en este ciclo productivo, no impactarán positivamente en la producción; por otra parte, existe información suficiente acerca de los incrementos en los precios de muchos de los insumos que se utilizan en la producción agropecuaria, como los fertilizantes, cuyo precio se ha elevado en algunos casos en más de un cien por ciento. También influirá la prohibición de las importaciones del herbicida glifosato que durante muchos años ha ayudado a los productores a combatir las malezas. Estas y otras condiciones adversas para producir, provocará que miles de hombres y mujeres en el medio rural dejen de trabajar la tierra, poniendo en riesgo su propia alimentación y provocando escases de productos alimenticios en los centros urbanos, trayendo como consecuencia la elevación de precios de los mismos, haciendo más difícil la vida de los trabajadores.

No hay duda que los productores comerciales mexicanos, como los del Granero de México, Sinaloa, que producen la mayor cantidad de maíz blanco en el país y que absorben una parte importante de la mano de obra en esta actividad económica, recienten el aumento de los precios de los insumos para realizar su actividad agrícola; tan solo en la última temporada, la tonelada del gas amoniaco pasó de 11,500 a 28,500 pesos, la tonelada de fertilizante de 11,000 a 25,000 pesos, y en iguales circunstancias se encuentran la semilla, líquidos y otros insumos necesarios en todo el proceso de producción. Con los productores pequeños del llamado sector social que generalmente producen para el autoconsumo, la situación está cada día más difícil; los escasos programas que aún quedan en la Sader para el apoyo de este sector productivo solo han sido anunciados oficialmente pero no existen reglas de operación ni convocatorias para acceder a ellos. En Guerrero, a tres meses del inicio del ciclo productivo primavera-verano, los productores se encuentran en una situación incierta, pues el programa de fertilizante que es entregado a los productores desde hace más de dos décadas, principal insumo utilizado en la siembra de maíz, aún no publica el padrón de los beneficiarios, generando alarma y preocupación  entre los campesinos, por los rumores de recortes al padrón y por el alza de precio del insumo, lo que ocasionará  una menor superficie de siembra y por tanto de menos cantidad de maíz producida. A esto se le suma que los campesinos ya no tienen acceso a programas de semilla mejorada y químicos para combatir plagas y malezas.

De los años ochentas a la fecha, hemos visto nacer programas como, el Sistema Nacional Alimentario, el Programa Nacional Alimentario, el Programa de Asistencia Social Alimentaria, el Programa Nacional de Alimentación, el Sistema Nacional de seguridad Alimentaria y el Sistema Nacional de Vigilancia Alimentaria y Nutricional, también el Programa de Educación, Salud y Alimentación,  Estrategia Integral de Asistencia Social Alimentaria, hasta llegar al Programa  Sembrando Vida y Producción para el Bienestar en la actualidad. Todos estos han fracasado, por la corta visión de los gobernantes, y por lo desacertado de las políticas públicas aplicadas en la producción de alimentos. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ha recomendado a los gobiernos del mundo, entre ellos al de México, asegurar la alimentación de sus ciudadanos a través de la autosuficiencia alimentaria de cada país, con una fuerte inversión en la producción de alimentos, pero esos llamados no son escuchados por los gobernantes como  el presidente López Obrador que considera que solo sembrando árboles frutales y repartiendo algunas miserias económicas a los campesinos, lograra hacer de México una potencia productora de alimentos.

Son tiempos difíciles para la humanidad, y en especial para los mexicanos. El hambre amenaza los humildes hogares de los trabajadores. Rattan Lal investigador indio-estadounidense, ganador del premio Mundial de Alimentación 2020, expone que la pandemia duplicará la cantidad de personas expuestas a inseguridad alimentaria, pasarán de 135 millones a 265 millones. Su propuesta: Fortalecer la producción local, incentivando a todos los productores, grandes y pequeños, aprovechando todos los espacios incluyendo los urbanos. Alguna atención debería ponerle los gobernantes mexicanos este científico, pues sus políticas públicas agropecuarias no están funcionando. Pero no hay mal que dure cien años, cada segundo que transcurre, el gobierno de la 4T se extingue y llegará a su fin. Mientras esto sucede, los campesinos mexicanos deben persistir tenazmente en su noble actividad productiva, y preparase políticamente para no volver a confiar en otro farsante que les prometa mucho, pero que resulte peor que los políticos del pasado. Los antorchistas, hace rato que vamos para ese rumbo.

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