Al estar viendo un canal de noticias, mi paciencia para soportar tantas falacias y manipulación se agotó, y casi a medio programa decidí, primero, buscar otras alternativas, otros canales de noticias para, al final, terminar apagando ese cajón enajenador. Los conductores de ese, y de los otros noticieros televisivos, se regocijaban señalando que el gobierno que encabeza Nicolás Maduro en Venezuela estaba a punto de caer, que había sido un día de marchas y que la oposición al gobierno de Venezuela había dado muestras del "repudio" de la población contra su presidente. No se cansaban de decir que los "derechos humanos" en esa nación estaban cancelados por el gobierno actual, que la democracia no existe, etc., etc. , pero al observar, en varios medios menos proclives a distorsionar interesadamente la realidad, pude advertir que esa "gran multitud" quizás no rebasaba los mil "inconformes". Y por otro lado pude comparar la concentración, esa sí, magna concentración de venezolanos a favor de su gobierno y en contra de las políticas intervencionistas de otros países, de Estados Unidos, fundamentalmente.
Pero también, y a pesar de la actitud hostil de muchos medios masivos de comunicación contra Donald Trump durante su campaña para la presidencia de EE.UU. y, actualmente por las políticas, o al menos declaraciones agresivas en contra de nuestro país y de los connacionales radicados en Estados Unidos, las televisoras mexicanas no dejaron de decir lo que conviene al imperialismo yanqui en relación con Corea del Norte, situando a esa nación como la que está provocando la confrontación con nuestro vecino del norte, pues Estados Unidos, sólo quiere "democratizar", garantizar "la libertad ciudadana" y los "derechos humanos" en aquella nación asiática. Las televisoras tampoco se han molestado en dar a conocer las versiones de científicos en relación al ataque que hizo EE.UU. contra Siria, agresión que tuvo como "argumento" que el gobierno de Bashar al-Assad había atacado a su población con gas sarín. Por ejemplo, ningún medio masivo de comunicación mexicano nos informó que: "Los datos sobre el ataque químico con gas sarín en Siria, proporcionados por la Casa Blanca, son inconsistentes y no pueden demostrar la culpabilidad de Bashar al-Assad, asegura el profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts —MIT— y ex empleado del Departamento de Defensa, Theodore Postol. Postol publicó tres informes que concluyen que el Gobierno de EE.UU. no ofreció ninguna "prueba concreta" de la responsabilidad del presidente sirio, Bashar Asad, sobre el ataque químico en Jan Sheijun del 4 de abril. Postol afirmó: "He estudiado cuidadosamente los documentos de la Casa Blanca y creo que no proporcionan ninguna evidencia de que EE.UU. tenga pruebas concretas de que el Gobierno sirio haya realizado el ataque en Jan Sheijun el 4 de abril".
Y sigue diciendo el profesor: "La principal prueba que figura en el documento, de hecho, indica que el ataque se llevó a cabo desde tierra y no desde el aire". Afirma que es más probable que la carga explosiva fuera puesta sobre el proyectil que contenía sarín antes de ser detonada. La imagen proporcionada por la Casa Blanca muestra un cráter con un proyectil, el cual, según las autoridades estadounidenses, contenía el gas sarín. Sin embargo, Postol señala que el proyectil no podía haber sido lanzado desde una aeronave puesto que los daños causados no corresponden con un ataque desde el aire" (Sputnik Mundo, 18 de abril de 2017).
Dichos medios de comunicación han hecho un escándalo sobre los muertos, no sé si falsos o reales en las manifestaciones en Venezuela, pero, por otro lado, sólo se limitaron a dar la noticia del uso de la más potente bomba no nuclear (MOAB), que posee el estado norteamericano, contra una red de túneles del "Estado Islámico" en Afganistán. Ni en este ataque ni en el realizado contra Siria se preocuparon gran cosa por las decenas de muertos.
En fin, los conductores de noticieros televisivos parecen no percibir el peligro que corre la humanidad en este momento; no quieren percatarse de que sus patrones, los dueños de las televisoras, le siguen haciendo el trabajo sucio al imperialismo norteamericano, ayudándole a poner la cama para la destrucción quizás de la civilización o al menos de millones de vidas humanas y donde, nuevamente, saldrá perdiendo la parte más débil del planeta: los miles de millones de pobres, y todo para que se mantenga el estatus de privilegio de unos cuantos multimillonarios del mundo. A cambio, la televisión mexicana y los gobernantes de esta nación nos dan circo (sólo circo, sin pan, como atinadamente me comento un buen amigo mío): circo, maroma y teatro han vuelto la detención de Javier Duarte de Ochoa; circo vemos en la Cámara de diputados y en la de Senadores; circo y demagogia dan a los peticionarios de demandas sociales en lugar de solución. Ante la situación crítica que vive el mundo y ante la manipulación impúdica que se hace de los acontecimientos, necesitamos tomar consciencia y asumir una actitud crítica, pero también, y de manera urgente, es necesario, indispensable, que se levante ese coloso humano que es el pueblo organizado, frene las ansias guerreristas de los imperialistas del planeta y exija un mundo sin pobreza, sin hambre y con justicia legal y social para todo ser humano.
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