Alguna vez el Ing. Carlos Valdez Mariscal, maestro en la UNAM, que seguramente es de quienes más saben sobre Transporte Público en México, me dijo: “casi todos los políticos, o sea, los gobernantes, invierten en obras como Centros de Salud, plazas, edificios, etc., en obras que la gente ocupa una vez al año o a veces menos; pero, sabes una cosa -añadió- la gente del pueblo se transporta todos los días, o casi todos los días, y a nadie, o a casi nadie, le interesa mejorar el transporte. En nuestro país se debe transitar de vehículos de baja capacidad de pasajeros, que son numerosos, incómodos, inseguros, contaminantes, etc., a un transporte masivo de calidad, como ocurre en Europa, donde mucha de la transportación humana es en trenes; aquí deberíamos transitar de las famosas combis, a autobuses articulados, trenes o sistemas de metro, según la cantidad de habitantes que se deba mover”.
En otra ocasión escuché, con coraje e indignación, a la esposa del embajador de Austria, una periodista francesa, decir -irritada y con desprecio-: “¡Qué país¡ refiriéndose al nuestro, hicimos una hora 30 minutos para recorrer 25 kilómetros de México a la zona conurbada, cuando en mi país hacemos 3 horas para llegar de Paris a Marsella que está a más de 650 kilómetros¡” Se refería a un tren que hace ese recorrido a 300 km por hora y que tiene, al parecer, 23 corridas por día.
Finalmente, cada que ocupo el metro de la ciudad de México me asombra mucho cómo la gente se acostumbra a ser tratada prácticamente como se trata al ganado, y ya lo toma con naturalidad; se abre la reja y avanzan apretujados cuerpo con cuerpo las personas, se cierra la reja y se detiene la masa humana; exactamente igual que se maneja el ganado en los establos y los rodeos.
Hago estos comentarios porque también en el tema tan sensible del transporte masivo se retrata de cuerpo entero el gobierno de la 4T.
En 2020 AMLO anunció frente a la crisis del covid, como el proyecto número 21, que retomaría y terminaría la obra del tren de alta velocidad México-Querétaro, el cual sacaría de la circulación 18,000 vehículos automotores de baja capacidad. . . unos años después, en una mañanera dijo… que dejará listos los proyectos, para que otras administraciones los ejecuten.
En junio de 2021, ante la caída de la línea 12 del metro de la ciudad de México, construida por gobernantes hoy morenistas, dijo: “Yo ya puedo decirle a la gente de Tláhuac y a la gente de Iztapalapa y Chalco, que a más tardar en un año está funcionando la línea con toda seguridad, y es mi palabra.” Llegó la fecha anunciada, y tuvo que salir Claudia Sheinbaum a decir que sería en diciembre que se echaría a funcionar un tramo, no el elevado que se cayó, en diciembre que en enero del 2023, y para la línea completa… no hay fecha.
Y lo de hoy, lo de este mes, son los choques de trenes, los vagones desprendidos, etc., de modo que el periódico español el país dijo: es el tercer siniestro con víctimas mortales en la administración de Claudia Sheinbaum. ¿Las causas? Las mismas que demostró con toda puntualidad el Ing. Aquiles Córdova Morán en un artículo sobre aquel accidente fatal: la falta de presupuesto para el mantenimiento, resultado de la “austeridad republicana” y de la “pobreza franciscana”, que no tienen otro objetivo que ahorrar recursos en todas las áreas para alimentar las obras faraónicas que no se terminan, pero que devoran presupuestos enormes que crecen y crecen cada día, fuera de toda lógica y de toda legalidad.
Ese dinero ahorrado, en el tema que nos ocupa, va a dar al tren maya, que sí es un transporte masivo, que se pretende de vanguardia y modernizador, ¿al servicio de quien? “el tren maya transportará anualmente a 3 millones de turistas internacionales, que visitan nuestro país.”, palabras del Presidente en su discurso de los primeros 100 días de gobierno. Al servicio de los turistas internacionales.
¿Y el pueblo pobre? ¿Y los millones de trabajadores de los centros urbanos, que diariamente se tienen que trasladar con el Jesús en la boca por hacerlo en transporte masivo sin mantenimiento suficiente? Ese que siga apretujado, que siga bajándose del metro y abordando camiones, que siga sufriendo tiempos enormes de traslado y de desgaste todos los días, y que siga exponiendo hasta la vida por una política en materia de transporte masivo, que no solo es ineficiente, falta de visión, excluyente para nuestros paisanos y que privilegia a los extranjeros, sino que es también, por la falta de presupuestos para el mantenimiento, una política criminal en contra de los trabajadores.
He ahí la 4T en materia de transporte.
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