MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Ríos de juventud revolucionaria corrían

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Lo sucedido el fin de semana es algo fuera de contexto. Ríos de juventud corrían por las calles de un pueblo pequeño, un pequeño pueblo en la entidad más pequeña de nuestro país.

Vuelve a quedar claro, que las alegrías más vastas pueden ocupar los espacios más pequeños, Fidel lo dijo en palabras más sencillas, "toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz". 

Y por dos días, puedo jurarlo, la gloria cabía ahí, la esperanza, el futuro cabía en una casa de estudiantes. Suena cursi, pero fue así, mil testigos me acompañaron, pudieron verlo, y espero que al menos en una pequeña parte entiendan como yo entendí lo que ahí pasaba. 

La casa del estudiante Tlahuicole, ubicada en el estado de Tlaxcala, fue sede de las festividades por el 23 aniversario de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), las fiestas de la juventud revolucionaria, destaco, no son una simple fiesta de luces, sonido y desmadre, sino una pausa de la vida cotidiana, un verdadero respiro a la convulsa y agobiante realidad mexicana, esa realidad a la que el gobierno de la Cuarta Transformación solo ha contribuido a descomponer más y más, esa que hoy nos da espantosos datos como 100 mil personas desaparecidas, 700 mil muertos a raíz de la pandemia del coronavirus, a más del 60 por ciento de la población en pobreza y a un retraso de tres años en la educación mexicana tras dos años de pandemia. 

Y aquí aclaro, no salimos del día a día para aislarnos en una burbuja, sino para coincidir con muchos jóvenes en un espacio y una idea en común, México no puede seguir así.

A través de sus 23 años de existencia, la FNERRR ha conocido a cuatro presidentes distintos en sus discursos y colores, pero idénticos en su gobernar, cada uno de ellos trató al pueblo pobre, a ese que los encumbró en el poder con la punta del zapato. El más reciente, Andrés Manuel López Obrador, llegó al poder con un discurso de renovación moral, justicia social y combate a la corrupción, algo que en los hechos no solo fue una mentira, sino todo lo contrario, los políticos que hoy despachan de guinda son ni más ni menos que lo mismo, pero con camisa distinta, esa fue la tendencia de 2018, cambiar de color.

Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación han abandonado por completo las banderas sociales, es falso su compromiso por atender a los pobres, las políticas públicas que morena ha implementado no solo no combaten la pobreza, sino que la incrementan y la hacen más vil. 

López Obrador no solo ha lucrado con la pobreza, sino que intenta pulverizar, dejar polvo o nada de las organizaciones sociales, hacer que el pueblo se venda por una tarjeta y 10 centavos su derecho a organizarse, ese que tanta sangre nos costó conseguir. Ese pensamiento lo entiendo de un Rockefeller, de un Rotschild, de un Bill Gates, un Musk, un Zuckerberg o un Carlos Slim, pero no de un político de izquierda, como se dice a sí mismo el peje. AMLO traicionó en todo el sentido su discurso, y al pueblo que lo coronó.

Ni la pobreza, ni la corrupción se han ido, siguen ahí, no hay manera de que los enemigos del pueblo escondan toda esa realidad, ni con becas, ni chismes faranduleros o conciertos de grupo firme podrán lavarse la cara. Las tristezas del pueblo están ahí, y todos los jóvenes que coincidimos en Tlaxcala lo vemos día a día. 

Repito mi punto de partida, tal vez suena cursi escuchar el romanticismo con que digo que mil jóvenes se reunieron para escuchar las palabras de un experimentado luchador social, jugar fútbol, bailar sones mestizos, comer en la misma mesa y hablar de las situaciones en nuestros distintos estados de residencia, ¿pero acaso no es esperanzador encontrar en otro empatía y comprensión? 

Y no puedo esperar a que un demente me diga, así se comporta una secta, eso es un lavado de cerebro, bola de borregos, mejor vayan a consumir 8 horas de videos de bailes e influencers superficiales en TikTok, pónganse a hablar del juicio de Jhony Deep en Facebook o a jugar fornite y enriquecer a streamers españoles en Twitch como los jóvenes de tu edad. Pero no. Yo me quedo con aquel muchacho de Tierra Caliente, Michoacán que salió de su pueblo junto con su familia de artesanos, cansado de la violencia y descomposición para buscar que este mundo de mierda cambie, yo me quedo del lado del yucateco que se va a sembrar la milpa en la temporada y en sus tiempos libres les enseña a sus vecinos a contar para que no los estafen. Yo me quedo con aquellos a quienes puedo mirar a los ojos y ver un alma noble. Me quedo con lo que vi, y la sensación que en mí despertó, era hermoso, se los juro, ríos de juventud revolucionaria corrían.

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