A raíz de la derrota del PRI en las pasadas recientes elecciones en el estado de Puebla, uno esperaría que los líderes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) realizaran un análisis preciso de los resultados y las causas que los generaron para luego realizar un programa de trabajo y, como se dice en estos casos, remontar la cuesta.
Sin embargo, no ha sido así. Al contrario, se ha desatado una campaña de declaraciones de las principales cabezas priistas, buscando a quién responsabilizar por la derrota y planteando que se sancione a los culpables. Por ejemplo, Juan Manuel Vega Rayet, delegado de Sedesol, "exigió la renuncia del dirigente estatal de su partido Jorge Estefan Chidicac", y a su vez, según una nota periodística, dijo que "son falsas las declaraciones que aseguran que tanto él (Vega Rayet) como Juan Carlos Lastiri hayan traicionado al tricolor". Estefan Chidiac explicó que "quieren su cabeza porque en política siempre hay intereses personales".
También Enrique Doger, a través de su vocero Arturo Rueda, en Diario Cambio dice que "en los últimos seis años el PRI se ha equivocado tres veces en la selección de sus candidatos". El perjudicado de esas tres decisiones es el mismo personaje: Enrique Doger Guerrero, a quien las cúpulas de su partido le han cerrado el paso. ¡Ya salió el peine! Este personaje que se siente perjudicado porque no le dieron la candidatura en tres ocasiones, no ha apoyado y sí ha contribuido a la derrota electoral de su partido. Para demostrar esta afirmación diré que, al menos en esta última campaña, todos los días Diario Cambio (periódico propiedad de Doger) publicaba una o dos notas, en primera plana, en contra de su correligionaria y entonces candidata del PRI, Blanca Alcalá Ruiz.
Me interesa destacar que esto muestra que al interior del PRI hay una profunda fractura que se explica porque quienes integran al partido no hacen política para resolver los graves problemas del estado, sino que, en efecto, "hay intereses personales" y eso es todo lo que les importa.
¿Quién ganó las elecciones en Puebla? Según los datos publicados en la página del www.ine.org.mx, la lista nominal en Puebla tiene empadronados a cuatro millones 303 mil 865 electores; de este total, ejercieron su voto independientemente de a quien hayan apoyado un millón 774 mil 889; es decir, sólo participó en la elección de Gobernador el 41.23% del total de electores y no votaron 2 millones 528 mil 976 ciudadanos, que representa el 58.76%. Este fue el grupo de ciudadanos que ganó la elección en Puebla, ganaron los ciudadanos que no confían en ningún partido y que por eso no salieron a votar.
¿Por qué hay tantos electores que no confían en ningún partido? Desde mi punto de vista, hay dos causas fundamentales: la primera y más inmediata es que las campañas políticas fueron una guerra de ataques en la cual los candidatos se acusaban de graves delitos como enriquecimiento ilícito, de irregularidades en su vida personal, de proteger a otros políticos que han incurrido en actos ilegales, de ser títeres de otros políticos encumbrados, etc. Era más una competencia de quién sacaba a la luz los ataques más denigrantes y ofensivos contra su opositor.
Las campañas no fueron de propuestas para resolver los problemas de falta de trabajo, de falta vivienda, de falta servicios de agua, de luz, de médicos y medicinas. No, fue una campaña de vituperios para deshonrar a los candidatos opositores. Y frente a este tipo de propaganda no se puede preguntar otra cosa más que ¿estamos ante políticos preocupados por resolver las necesidades del pueblo o estamos frente al "crimen organizado"?
Y la segunda causa del abstencionismo, ya implícita en esta primera, es que a pesar de las campañas, a pesar de los cambios de partido en el gobierno o de gobernantes la situación económica de la población no mejora un ápice. Según datos del CONEVAL 2010, el 67.1% de la población en el estado, es decir 3 millones 878 mil habitantes, tienen ingresos inferiores a la línea de bienestar; es decir, que no tienen los recursos para satisfacer las necesidades básicas y para 2014 el índice ya es de 69.7, lo que significa que el número de pobres es mayor ahora. Por estas dos razones los electores ya no tienen confianza en la política de cambios de partido, ¿para qué votar por uno u otro si todo sigue igual o empeora? Entonces, la alternancia de partidos ya no es la panacea que va a curar los males sociales, como en algún momento a finales del siglo pasado se pensó.
Los triunfos se ven en las cumbres no en los valles. En Puebla, esta vez el triunfo lo obtuvo el abstencionismo: dos millones y medio de poblanos que no salieron a votar, los demás partidos perdieron. Aún el PAN -que fue el que más sufragios logró- obtuvo 805 mil votos y el PRI 596 mil, los demás están muy por debajo de los 180 mil votos; por eso, no debe haber triunfalismos de ningún partido. Y todos deberían estar muy preocupados porque están tocando fondo en la credibilidad de su política.
Pero, a pesar de haber triunfado el abstencionismo, éste no puede materializar su triunfo porque los electores o ciudadanos no están organizados; pero si suman sus debilidades y dan la lucha para que los verdaderos líderes del pueblo trabajador sean los que asuman cargos de elección popular y junto con ellos ponerse a trabajar por el bienestar de Puebla, podrían cambiar el futuro de los trabajadores del campo y la ciudad.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario