La autosuficiencia alimentaria que propuso hace más de un mes el presidente Andrés Manuel López Obrador, como medida para reducir la inflación y la carestía, no solo se le auguró un rotundo fracaso, sino también fue calificada como una verdadera tomada de pelo.
La propuesta fue considerada peor que un mejoralito y en nada ayudará a reducir la inflación que se ha elevado a cifras que desde hace más de dos décadas no padecíamos. El encarecimiento de los alimentos, servicios básicos y en general de todos los productos, básicos o no, está golpeando con toda su fuerza a los mexicanos y quienes resienten en el estómago este latigazo es precisamente primero los pobres.
Personas bien informadas señalan que parte del problema es que el presidente no entiende cómo se alimenta a un país de 130 millones de habitantes, lo que se puede ver en la confusión bien marcada, al asegurar que la siembra de autoconsumo nos salvará. Bajo este contexto, el mandatario inició una campaña de producción para el autoconsumo que dio arranque, a mediados de mayo, en un municipio jalisciense gobernado por Morena. El objetivo fue reunirse con agrónomos, técnicos y extensionistas para lanzar una campaña e impulsar la producción de autoconsumo en trigo, maíz, frijol y arroz con pequeños propietarios.
Pero López Obrador quiere encontrar la autosuficiencia, luego de haber reducido drásticamente el presupuesto al campo, respecto a la administración anterior. De más de 70 mil millones de pesos destinados al fomento agropecuario en 2018, en 2022 apenas se cuenta con menos de 54 mil millones de pesos. Este gobierno desapareció los apoyos para modernizar la maquinaria y equipo agrícola, asistencia técnica y capacitación, así como para infraestructura agropecuaria.
El Estado de Jalisco fue el más afectado. Ahora los productores, sin apoyo del Gobierno federal, enfrentan los altos costos en la producción de maíz, y el presente ciclo primavera-verano será de incertidumbre. Los agricultores tienen el problema de que, para sembrar una hectárea de maíz, el fertilizante (urea) en 2021 les costaba 12 mil pesos; un saco de semilla 4 mil, diesel en 19 pesos, pero en este año la urea está en 23 mil pesos la tonelada, diesel 23 pesos el litro y la semilla en 5 mil pesos el costal de 60 mil semillas y se necesitan 90 mil por hectárea.
Además, la inmensa mayoría de los productores jaliscienses son temporaleros, su producción se basa con la esperanza de que haya un buen temporal de lluvias, lo que genera desconcierto y más porque la comercialización del maíz se ha venido agudizando, al haber sido eliminada la figura de la Agencia de Servicios a la Comercialización y Desarrollo de Mercados Agropecuarios (ASERCA), que era el árbitro del Gobierno federal.
Toda esta incertidumbre genera que los productores estén migrando al agave o quien tiene infraestructura y agua incursiona en el berrie, limón o el aguacate, lo que provocará que la entidad pierda en la producción de maíz. De acuerdo con registros oficiales, rondaban los 2 millones de toneladas en la comercialización año con año y hoy esta producción puede caer drásticamente a 1 millón 200 o 1 millón 300 mil toneladas.
El productor temporalero ha emigrado al agave y está dejando de producir maíz; a eso se debe que las importaciones de granos en México se hayan incrementado brutalmente, con lo cual, cada año, nuestro país es más dependiente, ya que está importando 20 millones de toneladas de maíz a nivel nacional. Si bien es cierto que el agave deja muchas divisas, genera riqueza, pero el día de mañana no se va a poder consumir botellas de tequila en sustitución de la tortilla. Con esto fracasa la producción para el autoconsumo de AMLO, pues los productores migran a otros cultivos más rentables
Pero nada de esto le preocupa a López Obrador. El presidente de México es un mandatario que vive permanente en campaña electoral porque su discurso y sus acciones son eminentemente propagandísticas. Desde que asumió el cargo está enfocado en la sucesión presidencial y trabaja con la mente puesta en 2024. No le interesa nada más que esto, por eso todo lo hace mal y de manera improvisada.
Toda la política social y económica de la actual administración federal es pura propaganda mediática y electorera, la estrategia de la producción para el autoconsumo no es la excepción. Por eso AMLO en nada le importa contradecirse en sus discursos, como muestra basta un botón: el presidente declaró en días pasados que el neoliberalismo no es del todo malo. Incluso ya hizo a un lado aquello de no robar, no mentir y no traicionar, ahora él está mintiendo y traicionando sin rubor con tal de retener el poder del país a cualquier precio.
El pueblo de México tiene la obligación de entender esto y castigarlo en las urnas, de lo contrario todos debemos disponernos a afrontar las consecuencias de más fracasos del jefe e ideólogo de los morenistas.
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