El terremoto de 7.1 grados ocurrido el pasado 7 de septiembre con epicentro en Acapulco, Guerrero provocó destrucción en la zona turística y hotelera, pero también en colonias de la periferia y en muchos pueblos, donde cientos de viviendas se desplomaron completamente y las que quedaron de pie, están resquebrajadas y a punto de caerse.
A 11 días del sismo, desde la entrada a la ciudad, en las zonas llamadas Renacimiento y Las Cruces, se observan aún las calles y banquetas obstruidas por grandes cantidades de tierra, piedra y lodo, casas resquebrajadas, bardas a punto de caerse. La angustia e incertidumbre se refleja en los rostros de los damnificados de pueblos de difícil acceso, que aseguran, estuvieron varios días sin servicio de energía eléctrica e incomunicados por las lluvias.
En Las Cruces Cacahuatepec, pueblo de aproximadamente 400 habitantes, la totalidad de las viviendas sufrieron daños, 10 se derrumbaron completamente, 70 están a punto de caerse por las graves cuarteaduras que presentan, el resto sufrió daños menores, pero la zozobra persiste porque las réplicas del terremoto no cesan, ya son 983, ante esta situación, optaron por dormir en sus patios o pasillos, casi a la intemperie, soportando las fuertes lluvias, viento y frío.
Las réplicas y las lluvias siguen provocando estragos, como caída de bardas, casas, deslizamiento de tierra y más grietas. La cifra preliminar es de ocho mil viviendas afectadas, número que seguramente aumentará conforme avance el censo de las afectaciones, lamentablemente las autoridades han enfocado su atención a los daños en la zona turística y hotelera de Acapulco, donde se tiene el registro de 13 hoteles, edificios públicos y plazas con daños, dejando en total indefensión a familias pobres de la periferia y de las comunidades, que requieren atención urgente para reparar o construir sus viviendas. Es necesario que los encargados de levantar los censos lleguen a los sitios más recónditos del municipio, donde urge la ayuda.
En un primer momento, el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador negó daños por el sismo en el estado de Guerrero, ocho días después reconoció las afectaciones y anunció que va a iniciar un censo de los daños en la ruta de encontrar cómo ayudar a las familias afectadas.
Al ser lugar del epicentro del terremoto de magnitud 7.1, Acapulco está entre los 16 municipios decretados por la federación en estado de desastre, además de Chilpancingo, Juan R. Escudero, Mártir de Cuilapan, Chilapa de Álvarez, José Joaquín de Herrera, Eduardo Neri, Mochitlán, Tixtla de Guerrero, Coyuca de Benítez, Atoyac de Álvarez, San Marcos, Tecoanapa, Ayutla, Acatepec y Tlacoapa. Metlatónoc, Copalillo, Pilcaya y Huitzuco de los Figueroa son las demarcaciones en donde no procedió la solicitud en el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred).
El 16 de septiembre se instaló el Comité de Evaluación de Daños con la Coordinación Nacional de Protección Civil para comenzar a trabajar de fondo en los daños, faltan que inicien las visitas a los pueblos para levantar el censo, revisión de daños que dejó el terremoto, entre otros procesos encaminados a brindar apoyo a los damnificados, mientras, los acapulqueños más pobres que viven en zonas de difícil acceso, como El Campanario, Apalani, Las Cruces de Cacahuatepec, El Playón y Aguacaliente, seguirán durmiendo en sus patios y esperando el tan ansiado apoyo gubernamental.
La presidenta municipal de Morena, Adela Román Ocampo ya se va y el proceso de entrega-recepción del ayuntamiento es la excusa perfecta para no dar la cara a los acapulqueños y apoyarlos en estos momentos difíciles. Por si fuera poco, hace casi tres años el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió desaparecer el fideicomiso del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), dejando desamparada a la población damnificada ante eventos de la naturaleza.
Entrega de despensas y apoyo para reparar o construir sus viviendas, coincidencia de acapulqueños en pueblos y colonias marginadas de Acapulco, a donde no ha llegado ningún funcionario municipal, estatal ni federal; mientras llega la ayuda gubernamental, cientos de acapulqueños continuarán durmiendo a la intemperie.
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